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Las llamadas a Enrique Peña Nieto y el plan de los Beltran para ejecutar a Nacho Coronel

Varios pistoleros estaban esperando la llegada del poderoso Ignacio Coronel era considerado por mucho uno de los capos con enorme capacidad, operativa cubriendo todos los accesos




Vivía a plenitud las festividades de San Isidro, patrono de los artesanos que claman por el sol, alrededor del palenque en donde los apostadores no solo juegan a los gallos si no tranzan negocios de alto rango mientras liban. Por fuera del local.

Los guaruras confraternizaban, atemorizando a los simples ciudadanos, a tantos que acudían al lugar mas bien en moda, muchos de los cuales procuran canturrear para extender falsos talentos.

- Avísale al patrón que ya viene...

Un pequeño ejercito de pistoleros aguardaba, cubriendo todos los accesos, la llegada del poderoso Ignacio Nacho Coronel Villarreal, entonces visto como el eje financiero del Cartel de Sinaloa y considerado por muchos uno de los capos con enorme capacidad operativa, incluso para no pocos el mayor de ellos, después de El Chapo, claro.

Parecería que la guerra desatada entre distintas mafias, con un gobierno infiltrado y zigzagueante en la materia, obligaba a tomar partido, desde las fuentes del poder político, por una banda u otra bajo las turbulencias de las negociaciones inconfesables.

Así suele ocurrir que los grupos protegidos por las fuerzas del orden pueden no coincidir con los que asegura la armada, ni con ellos que son tolerados, aveces sin la menor discreción, por las autoridades regionales. Y a partir de las confabulaciones de unos y otros deviene buena parte de los encarnizados combates callejeros que mantienen sitiadas a las urbes mas codiciadas de la república.

Aquella noche el pulso seria tremendo, nada menos bajo el fuego cruzados de dos de los carteles en franca pugna territorial. Coronel Villarreal, el administrador intocable, formaba triunvirato - hasta su supuesta muerte, el 29 de julio de 2010, en un operativo en Zapopan encabezado por la Marina; pese a la version oficial haysospechas derivadas de la autopsia: las huellas dactilares y el ADN no coinciden por lo que prodria ser, como ya se a dicho un muerto viviente mas - con Joaquin Guzman Loera e Ismael Zambada Garcia, a la cabeza del cartel sinaloense, por estos dias intocable y epicentro de los terremotos de violencia incontrolable a lo largo de una nacion atemorizada y en estado de indefension, el mas amargo de cuantos hay.

Al personaje esperado todos le habian visto la cara. Y los sicarios dispuestos para emboscarlo apenas tenian referentes. No sabian, no podian saber, que Ignacio Coronel, a traves de su intrincada red de espionaje propia, habia detectado a quienes pretendian matarlom para cumplimentar ordenes de otro de los grandes capos, precisamente Arturo Beltran Leyva, escindido de su banda original, la misma de Culiacan, desde la amarga jornada del 20 de enero de 2008 cuando se sintio traicionado al ser aprehendido uno de sus hermanos, Alfredo. Ni el jefe ni los otros cuatro, Hector, Marcos, Mario y Carlos, perdonaron la afrenta porque supieron que El Chapo los habia vendido.

Poco mas de 100 días después el 8 de mayo los Beltran materializaron, con sangre sus sueños de venganza; mandaron a asesinar y lo lograron, a Edgar Guzman Lopez, el hijo del Chapo, acribillándolo en Culiacan. Esa misma jornada, pero en la colonia guerrero del Distrito Federal, el comisionado de la Policía Federal Preventiva, Edgar Eusebio Millan Gomez, fue ultimado al igual que dos de sus escoltas, señalándose a los Zetas de Tijuana ya separados del cartel que lleva el nombre de esta ciudad, como responsables. Y se hizo evidente que los Beltran y los Zetas radicalizados estaban unidos para enfrentar al Chapo y los suyos.

Por eso, claro, pretendieron asestarle un golpe mortal en Metepec, ejecutando a Coronel, lo que hubiera mermado seriamente  a los odiados enemigos. ¿Como pudieron desplegarse, sinagobio alguno, quienes esperaban sin el menor recato a las afueras del palenque? Cerca de ellos, merodeaban las patrullas de la policía mexiquense que solo intervinieron cuando los matones interceptaron a quien según creían podía ser familiar de Coronel: Un joven con aspecto de junior, escoltado fuertemente, quien son su novia pretendió ingresar al local. La balacera fue fenomenal y la chica con el corte de la high society, fue alcanzada por uno de los tiros. Al muchacho de inmediato se lo llevaron detenido los policías, cuando el había sido mas bien victima, Coronel por supuesto, jamas llego al sitio.

Una hora mas tarde de la refriega dos llamadas telefónicas a la casa del Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, rutilante favorito de la prensa rosa, pusieron a este de cabeza.

-¿Gobernador? Soy tu amigo, Emilio Gamboa Patrón - solo quiero preguntarte: ¿Por que tienen en la cárcel a mi hijo? ¿Estas enterado de lo que paso en Metepec?

- Tu hijo, Emilio? El joven de  la camioneta entonces...

- Si, Enrique. Y lo han maltratado, carajo.
¿Por que me haces esto?

- No... Emilio. ¿Como vas a creer eso? Es una tremenda confusión. Intervengo enseguida. Desde este momento esta bajo mi protección. Por Favor, nada tengo que ver con todo este incidente. Lo juro amigo mio.

El mandatario colgó el auricular y literalmente se desplomo sobre el sillón de su despacho particular, abatido. Fue entonces cuando se produjo la segunda llamada a un numero privadisimo.
Con informacion de: elblogdelnarco



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