Comunicando a los "narcos"
Conoci a el sr Caro quientero cuando tenia 7 años de edad. Me toco arreglarle su television.
Apenas tenía 7 años cuando ya dominaba el oficio de arreglar televisiones. Una de sus primeras clientes fue Manuela, para él una señora buena que llenaba su casa de flores.
Años después Gabino se enteraría que se trataba de Manuela Caro, tía del capo Rafael Caro Quintero.
En esos años Manuela Caro tenía la tele más bonita de Culiacán y en su casa, en vez de una vitrina de platos de poreclana había armas de distintos calibres.
Cuando Gabino estaba arreglando la televisión de Manuela Caro se pasó por ahí Rafael Caro Quintero, quien sorprendido le pregunto: “¿A poco le sabes a eso de las televisiones?, es que me está fallando la mía”, sonrió y le guiñó el ojo con ternura.
Aprendiendo el negocio.
Gabino es originario de Culiacán, y fue su padre quien lo metio en el negocio de los radios.
A fines de 1950 en Culiacán escaseaba el trabajo. Por eso don José, padre de Gabino, emigró a Riverside, Estados Unidos. A los años regresó hablando inglés y con estudios en electrónica. También es recordado por participar en la instalación de la primera televisora en Sinaloa.
Cuando su padre regresó de la Unión Americana, Gabino tenía seis años. Don José sacó de su pequeño maletín café un ladrillo con una antena larga. Como si fueran de otro planeta, Gabino y sus seis hermanos descubrirían que aquello era un radio para hablar con gente en frecuencias de distintas partes del mundo.
—Desde entonces empecé a instalar equipos de telecomunicación, pero antes no existían las comunicaciones que hoy conocemos. Cuando estaba chamaco los equipos eran aparatos del tamaño de las mesas, eran muy delicados.
De acuerdo a Gabino su padre se hizo tan famoso en Culiacán que los más adinerados exigían que les instalara equipos de espionaje.
En esos tiempos solo los policías tenían radios con alcance de larga frecuencia, por lo que don josé se hizo de dinero, nadie más sabía como arreglar esos artefactos.
Desde los 6 años Gabino le entró al negocio, y hasta la fecha calcula que ha instalado más de medio millón de radios, equipos de espionaje, antenas repetidoras e interceptores de llamadas.
Entre sus clientes estuvieron Rafael Caro Quintero, Ismael El Mayo Zambada y la familia Arellano Félix.
Comunicando a los "narcos"
Según Gabino en 1979 Culiacán empezó a llenarse de narcotraficantes.
—Una vez llegué a agarrar un cliente de 180 mil dólares. Hasta para contar el dinero era mucho trabajo porque te lo entregaban en cajas de cartón. Por ejemplo, por instalar una antena repetidora me llegaron a dar hasta 10 mi dólares de propina. Era muy difícil eso de andar en los cerros con calor. Una vez me aventé un trabajo en Tamaulipas en el que me llevé dos meses.
Cuando los narcos empezaron a expandir sus negocios al norte de México, especialmente en Baja California, Gabino fue con ellos.
Gabino asegura que fue el primero en llevar a Tijuana y Culiacán pequeños equipos de espionaje. Una grabadora del tamaño de una cigarrera con un casete. Tenía su cableado para grabar conversaciones telefónicas y micrófonos de solapa, que se activaban con la voz para economizar cinta.
Los equipos le costaban al hombre 500 dólares y lograba sacar el doble.
“Yo sólo hago mi trabajo y no me fijo para quién es. Siempre que haya gente escondiéndose en la sierra, nosotros vamos a tener trabajo”, asegura.
Sin embargo, Gabino está por retirarse, pues hace un par de años un sicario del cártel de Sinaloa le apuntó con un arma en la cara, acusándolo de ser gente del bando contrario.
¿Crees que los narcos sigan usando este tipo de comunicaciones?
De acuerdo a fuentes consultadas, en la actualidad los narcotraficantes utilizan, para comunicarse la frecuencia VHF, así como radios convencionales de comunicación interpersonal.
Entre los artefactos que usan para su comunicación también están los teléfonos satelitales, estos están diseñados para comunicarse en áreas remotas, donde la infraestructura de telecomunicaciones es limitada, por lo que se adapta a las condiciones en las que laboran los "narcos".
Los costos de los equipos var’ían entre los mil dólares y mil 500 dólares.
Años después Gabino se enteraría que se trataba de Manuela Caro, tía del capo Rafael Caro Quintero.
En esos años Manuela Caro tenía la tele más bonita de Culiacán y en su casa, en vez de una vitrina de platos de poreclana había armas de distintos calibres.
Cuando Gabino estaba arreglando la televisión de Manuela Caro se pasó por ahí Rafael Caro Quintero, quien sorprendido le pregunto: “¿A poco le sabes a eso de las televisiones?, es que me está fallando la mía”, sonrió y le guiñó el ojo con ternura.
Aprendiendo el negocio.
Gabino es originario de Culiacán, y fue su padre quien lo metio en el negocio de los radios.
A fines de 1950 en Culiacán escaseaba el trabajo. Por eso don José, padre de Gabino, emigró a Riverside, Estados Unidos. A los años regresó hablando inglés y con estudios en electrónica. También es recordado por participar en la instalación de la primera televisora en Sinaloa.
Cuando su padre regresó de la Unión Americana, Gabino tenía seis años. Don José sacó de su pequeño maletín café un ladrillo con una antena larga. Como si fueran de otro planeta, Gabino y sus seis hermanos descubrirían que aquello era un radio para hablar con gente en frecuencias de distintas partes del mundo.
—Desde entonces empecé a instalar equipos de telecomunicación, pero antes no existían las comunicaciones que hoy conocemos. Cuando estaba chamaco los equipos eran aparatos del tamaño de las mesas, eran muy delicados.
De acuerdo a Gabino su padre se hizo tan famoso en Culiacán que los más adinerados exigían que les instalara equipos de espionaje.
En esos tiempos solo los policías tenían radios con alcance de larga frecuencia, por lo que don josé se hizo de dinero, nadie más sabía como arreglar esos artefactos.
Desde los 6 años Gabino le entró al negocio, y hasta la fecha calcula que ha instalado más de medio millón de radios, equipos de espionaje, antenas repetidoras e interceptores de llamadas.
Entre sus clientes estuvieron Rafael Caro Quintero, Ismael El Mayo Zambada y la familia Arellano Félix.
Comunicando a los "narcos"
Según Gabino en 1979 Culiacán empezó a llenarse de narcotraficantes.
—Una vez llegué a agarrar un cliente de 180 mil dólares. Hasta para contar el dinero era mucho trabajo porque te lo entregaban en cajas de cartón. Por ejemplo, por instalar una antena repetidora me llegaron a dar hasta 10 mi dólares de propina. Era muy difícil eso de andar en los cerros con calor. Una vez me aventé un trabajo en Tamaulipas en el que me llevé dos meses.
Cuando los narcos empezaron a expandir sus negocios al norte de México, especialmente en Baja California, Gabino fue con ellos.
Gabino asegura que fue el primero en llevar a Tijuana y Culiacán pequeños equipos de espionaje. Una grabadora del tamaño de una cigarrera con un casete. Tenía su cableado para grabar conversaciones telefónicas y micrófonos de solapa, que se activaban con la voz para economizar cinta.
Los equipos le costaban al hombre 500 dólares y lograba sacar el doble.
“Yo sólo hago mi trabajo y no me fijo para quién es. Siempre que haya gente escondiéndose en la sierra, nosotros vamos a tener trabajo”, asegura.
Sin embargo, Gabino está por retirarse, pues hace un par de años un sicario del cártel de Sinaloa le apuntó con un arma en la cara, acusándolo de ser gente del bando contrario.
¿Crees que los narcos sigan usando este tipo de comunicaciones?
De acuerdo a fuentes consultadas, en la actualidad los narcotraficantes utilizan, para comunicarse la frecuencia VHF, así como radios convencionales de comunicación interpersonal.
Entre los artefactos que usan para su comunicación también están los teléfonos satelitales, estos están diseñados para comunicarse en áreas remotas, donde la infraestructura de telecomunicaciones es limitada, por lo que se adapta a las condiciones en las que laboran los "narcos".
Los costos de los equipos var’ían entre los mil dólares y mil 500 dólares.
Comunicando a los "narcos"
Reviewed by DETODO365
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10:51:00 PM
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